Revista Lazer historia y caida de esta revista muy friki

Con la revista Lazer extinta, no existe mejor momento para reflexionar y analizar la historia y legado de la más importante publicación acerca de anime, manga, series, películas y el mundo en general.
Este post investiga y analiza el surgimiento, ascenso, apogeo, caída y desaparición de una de las revistas argentinas más trascendentes de los últimos años, por medio de una objetiva investigación periodística que va directamente a las fuentes.

SURGIMIENTO:
Somos de esos que graban Sailor Moon a la 1:30 de la mañana, que se ponen a visitar negocios de comics en Venecia, París o Bariloche; pero que, pese a todo, no se obsesionan con todo esto y disfrutan también de salir (…). Lo normal ¿no? Sí, pero muy raro entre la gente que escribe revistas de esto.”
Leandro Oberto. Editorial de Lazer #1. 7 de Julio de 1997

Así introducía Lazer su creador, un ignoto joven llamado Leandro Oberto, fotografiado con un Veritech de juguete de la serie Robotech en las manos. Luego de abandonar sus estudios de Economía, poner una comiquería y armar una editorial que fracasó (Genux), este muchacho veinteañero reestructuró sus planes con un nuevo nombre: IVREA (ciudad italiana donde compró su primer comic, a la edad de 4 años). Asociado con su mejor amigo, Pablo Ruiz, comenzó su negocio editando comics de la editorial norteamericana Top Cow (subdivisión de Image). Con algunos mangos juntados, una PC medio muerta que no sabían usar bien, pero muchas ganas y pasión, decidieron sacar (“por boludear”, confesaría más tarde Oberto) el primer número de una revista acerca de animé y comics, matizada con visiones, jocosas o no, acerca de la sociedad en general.



“En el stand de al lado, un melenudo metalero fan de X-Men, que respondía al nombre de “Edu” (Eduardo DiCosta), escuchaba con escepticismo mis planes de hacer una revista sobre anime. Le explicaba entusiasmado cómo la clave estaría en que no estuviera impregnada de nerdismos, sino de delirios.”
Leandro Oberto. Editorial de Lazer Extra. 16 de Noviembre de 2006.

Y vaya que tal clave funcionó. Recordemos el panorama de 1997: Internet era una gran cosa nueva que pocos entendían de qué se trataba y cómo usarla, más allá de que estaba limitada a unos pocos adinerados, que la recorrían penosamente a 512 KB por segundo, resultando fácil perderse. Por esa época, el anime estaba volviendo a pegar fuerte entre los jóvenes debido a la emisión del fenecido canal Magic Kids de series como Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon y Dragon Ball.
Estas series prendieron fuerte en la pendejada (y los adolescentes que las miraban a escondidas), pero sus tramas, personajes y demás detalles eran muy complejos, sus capítulos se extendían al centenar por temporada y, para colmo, la censura había hecho de las suyas. Con este escenario, el público de estos programas estaba deseoso de conseguir más información, escrita de manera clara, en lenguaje coloquial, acerca de sus hobies. Y, principalmente, sin sentir que eran parte de un marginado guetto de bichos raros.
Todo esto vio Oberto. Y les dio lo que querían.
En un primer momento, este extraño pasquín iba a llamarse “Anime Generation”, pero este nombre limitaba la imagen de la revista a la animación japonesa, cuando la idea fue, desde un primer momento, hablar de otras cosas no relacionadas a este tópico. Finalmente, Oberto y Ruiz se decidieron por “Lazer”, que no significaba nada en particular, pero le daba un toque moderno a la publicación (recuerden que por ese entonces, decir que algo funcionaba mediante un láser era sinónimo de alta tecnología).
La primera página mostraba noticias, entre las que se destacaba una imagen de un sujeto muy similar a Seiya montado en un robótico Pegaso. ¿Coincidencia? ¿continuación? ¿plagio? Nada de eso, simplemente la novedad de otra serie del mismo autor de Caballeros del Zodiaco, algo absolutamente desconocido por estas tierras. Más abajo se informaba acerca de la película de Spawn y los dibujos animados de X-Men, evidenciando que todavía había gran cantidad de público que le daba bola a series y comics yankis.
El resto de la revista se completaba, en 32 páginas, con elaboradas notas acerca de Sailor Moon, Dragon Ball, Caballeros del Zodíaco, develando verdaderas bombas acerca de las series, como por ejemplo, los cortes de escenas de Dragon Ball, o que la malvada Zoycite de Sailor Moon, era en realidad un hombre (¡¡¡!!!). Todo esto escrito con un lenguaje ameno y chistes en los epígrafes de las fotos (las cuales eran originales e inéditas).
Entre una entrevista a Arie Olivetti y Pier Brito (dibujantes argentinos que habían logrado lo que todos los comiqueros nacionales ansiaban durante los noventas: trabajar para DC o Marvel) y un comic bastante flojo titulado Aldus y Vampiro, la revista se coronaba con la que se convirtió en su sección más popular (junto con el correo) durante su existencia: el “No Podes!”. Dicho espacio, en este primer número, se dedicó a exponer de forma despiadada pero graciosa un espantoso comic hecho en argentina intitulado “Caballero del Zodiaco vs. Sailor Moon”, típica maniobra inescrupulosa de alguna editorial chanta para captar a los seguidores de ambas series.
Si bien pecaba de algunas fallas, sobre todo en el diseño, la verdad es que esta primer publicación era un oasis en el desierto para los seguidores de estos dibujos animados de ojos grandes.

“Les gustó… ¿y ahora que hago?”
Leandro Oberto. Editorial de Lazer #2. 5 de Septiembre de 1997.

Dos meses después de la aparición del primer número, Oberto se preguntaba como mantener el éxito logrado con la primer entrega de su creación. Eligió utilizar la misma premisa. “Hacer una revista que yo compraría”. Este número dedicaba su portada y nota principal a Dragon Ball, arrojando otra novedad nunca aclarada en el país: la serie tenía dos continuaciones, Dragon Ball Z y Dragon Ball GT. Al mismo tiempo, en otra nota sobre Sailor Moon, Lazer introducía otra novedad, de esas que enganchan fuerte: parodias eróticas de los personajes de Sailor Moon. La revista cumplía la fantasía de varios adolescentes que seguían la serie y demostraba que el anime era cosa de adultos y no limitada al público infantil, como sucedía con las animaciones norteamericanas.
La publicación se completaba con dos notas de comics yankis (X-Men y Transformers) más un “No Podés!” dedicado a los muñecos de las Tortugas Ninja vestidas con el uniforme de Star Trek, demostrando que aún no se despegaban del todo del resabio de comics y series occidentales de los nerds de la época.
En este número se inauguró la que sería la sección más popular, el correo de lectores, que a partir del cuarto número adquiriría su nombre definitivo: el Lazer Mail. A partir de aquí, todo ese grupo de gente que se sentía un bicho raro encontraría un lugar donde desahogarse, sacarse dudas, comentar y divertirse. Así mismo, Oberto plantaría su posición desde aquí, escribiendo sus reflexiones, filosofía, quejas y verdades, varias de las cuales marcarían a sus lectores.

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Abro la revista y me encuentro con lo que menos esperaba: diversión.” (Mariana Perez. Primera carta publicada en Lazer, en el número 2)
“Yo no le doy mucha bola a esos comics americanos. Eso sí, nadie puede pararme ante el Manga.” (Evelyn Rea. Lz-2-02)
“Aunque (la revista) recién nace, creo que llegará a ser grande y reconocida” (Lector anónimo que firma como KOP. Lz-2-03)

Éste último lector anónimo, todo un visionario, no solo anticipa el futuro de Lazer, sino que introduce uno de los temas que circularían por la revista durante mucho tiempo y da pie a que Leandro exprese por primera vez su opinión al respecto:

“¿Por qué en este país los otakus son tan marginados al ser tratados como inmaduros? (…) ¿No les cabe en la cabeza que no sólo son para chicos los dibujos animados?”
Oberto responde: “En el fondo no son llamados inmaduros y marginados por gustarle los dibujos animados. Son llamados inmaduros y marginados por no saber defender su hobby con la pasión y firmeza con la que otras personas defienden los suyos. (…) mientras no sepan defenderse y sigan con esa actitud paranoica van a ser marginados (…) ¡y se lo merecen! (…) El día que cambien esa actitud serán respetados.”

Una respuesta terminante, dura y lapidaria, aunque coherente y real. Muy probablemente lo último que estos “otakus” esperaban o deseaban escuchar. Pero esta postura de Oberto marcó a fuego a la generación que lo leía, a pesar de que las cartas al respecto se continuaron por varios años más.

ASCENSO:

“La verdad es que mi enorme ego me nubló siempre de la posibilidad del fracaso.”
Leandro Oberto. Editorial de Lazer #8. 22 de Julio de 1998.

Una vez establecidas las bases de contenido, estilo y posición de la revista, Lazer se dedicó a ofrecer notas interesantes que mezclaban tanto lo clásico como lo novedoso. Así, el tercer numero tuvo a Robotech en la tapa, el cuarto a Yu Yu Hakusho (serie que la gente veía a través de un canal brasileño, ya que no se emitía aquí) y el quinto a Macross 7. Lazer se animaba a no ir a lo seguro poniendo Dragon Ball y Sailor Moon en cada tapa y demostraba conocer a su público entregándoles información de las series de las que no sabían nada y veían de formas rebuscadas.
Es a partir del tercer número cuando Oberto comienza a utilizar las editoriales para dar rienda suelta a sus reflexivos escritos, otra marca registrada de la revista.
Lazer sigue a la vanguardia, dándole a su público lo que quiere. En el número 7 entrevista a Jorge Contreras, director de programación de Magic Kids, preguntándole sobre el tema de la censura.
Cumplido el primer año de publicación, con su número 8, Leandro expone el éxito de su obra y dice “hoy en día Lazer está vendiendo por su nombre y no por el personaje que tenga en la tapa. El hecho de que cada número publicado haya superado en ventas al anterior (…) lo dice todo. Ése es nuestro gran orgullo.”
Tiempo después, Leandro Oberto empezaría a trabajar en Magic Kids como conductor de un programa llamado “El club del Anime”. Luego de publicar una nota develando (y criticando) detalles de la producción del programa en Lazer #12, sería despedido y reemplazado por Mariela Carril.
El éxito continuaría, sumándose al staff redactores como Agustín Gómez Sanz (quién aportaría gran parte del humor en las secciones y escribiría notas principales), hasta que, en el número 13 (29 de Abril de 1999), deciden reflejarlo cabalmente aumentando la cantidad de páginas al doble, plastificando la tapa y realizando uno de los mejores números de la revista, con una completa nota sobre Ranma ½, Zenki, Futurama, South Park (demostrando que no se cierran sólo a lo japonés) y una delirante sección llamada “Gente al pedo”, exponiendo inventos nipones ridículos e inútiles llamados cindogus. Todo esto manteniendo el precio de $3.

APOGEO:

“Con Lazer uno se ahorra el Yoga y el psicólogo.”
Leandro Oberto. Intro del Lazermail de Lazer #22. 20 de Junio de 2001.

Lazer era ya la referencia obligada si se hablaba de información acerca de anime. En poco menos de dos años había logrado crecer y posicionarse, aumentando su calidad y su tamaño. Sumando adeptos y enemigos, más algunos infaltables competidores que salieron a colgarse del éxito de Lazer (como Otaku o Mutant Generation) Oberto estaba haciendo las cosas bien. A esto se sumaba la irrupción de Locomotion, un canal de cable que venía a hacer lo que Magic Kids no se animaba, pasar series de anime adulto sin censuras, además de películas, ovas y rarezas varias. Finalmente el público adulto del anime podría ver un canal con su material favorito sin que lo traten como a un niño oligofrénico. A partir de aquí, la publicación entra en una nueva etapa donde predominan las notas sobre series que transmitía Locomotion. El anime era ya un fenómeno tomado con seriedad, por lo que Oberto mete en la tapa del número 16 un pequeño cartel que rezaba “Revista para adolescentes y adultos”. El primer gran error que cometería el editor.
En el número 18, Leandro contaba en la Editorial de la revista y en una nota, como Lazer había sido censurada por el gobierno de Buenos Aires a raíz del cartel puesto en la tapa y a las imágenes de parodias eróticas que publicaban, obligándolos a embolsar la revista con una funda negra y venderla sólo a mayores de 18 años. Luego de una batalla de abogados y la unión contra otras revistas que habían sufrido censuras similares, Lazer logró eludir esta descabellada medida y mantener su estilo y target de siempre. Otro paso en la batalla ganado por Leandro Oberto y sus camaradas.

Sin embargo, la revista había adquirido cierta oscuridad, producto de un Oberto indeciso al ver como su producto y empresa crecían cada vez más, con todos los aspectos positivos y negativos que eso acarrea.
“Sin duda no soy el mismo tipo de persona que era cuando con sólo 21 años, y mucha pasión e inocencia, comencé esta revista” decía desde la editorial del número 22 este Leandro, fotografiado de traje negro caminando por las calles de Tokyo, una postal perfecta de su transformación de pibe jodón amante del anime a empresario serio y exitoso, preocupado por el presente y el futuro. “A veces parece que la vida en nuestra sociedad es una especie de juego en el que no se puede ganar. (…) Que se yo, a lo mejor habría que largar todo a la mierda y dedicarse a viajar por el mundo.” Proféticas palabras que escribió Oberto en el correo de ese mismo número.
El crecimiento de Lazer y de Ivrea hizo que Leandro se tomara demasiado en serio a sí mismo y a su producto. Estos números de Lazer se caracterizan por notas correctas, tan bien armadas como siempre, pero carentes del humor e ironías habituales. Como decía el subtítulo de la nota sobre Escaflowne de aquel número 22, “Se acabó la joda”. Las series lóbregas de Locomotion parecían haber teñido a la revista y sus redactores, en especial a su líder.
A este ambiente se le sumó una ruptura amorosa entre Oberto y María Yepes, su mujer, a quien había conocido por medio de la revista. Dicho acontecimiento se refleja en una melancólica editorial y un desganado Lazermail de apenas dos páginas.
Finalmente, en el número 26 la crisis de Oberto se hace evidente. En la Editorial de ese número, anuncia que deja la revista e informa que se fue a vivir a España, agobiado por las crisis económicas de Argentina (que en esos años eran bastante más terribles que las de ahora).
“Siento que mi ciclo en Lazer está concluído, hice prácticamente todo lo que quería e indudablemente puedo llevarme conmigo la satisfacción de haber hecho una revista que dejará una marca indeleble en Argentina (al menos en lo que respecta a comics…)” decía el saturado editor, desde algún lugar de Europa, en la introducción del Lazermail de aquel número 26

A este agotamiento, se sumaban las cartas que empezaban a reclamar que la Lazer se había vuelto muy comercial, que ya no era tan divertida, y demás reclamos que recibe cualquier cosa que pase a ser masiva. Sin embargo, algo de razón había en esos planteamientos, y Oberto empezaba a mostrar una veta que, si bien no había disfrazado, si había mantenido oculta:
“Les voy a tirar un baldazo de agua fría a todos: lo que ven hoy día es la Lazer no-comercial, lo que vieron al comienzo es la Lazer comercial. Cuando arrancamos Ivrea no teníamos un mango y teníamos que vender sí o sí. (…) Lamento decepcionarlos, pero esta es la Lazer que nos gusta, volver al pasado es volver a un producto comercial hecho para vender.” Palabras de Leandro en contestación a la carta Lz-26-02. Poco a poco, se descubría que las cosas no eran como parecían. O como nos habían hecho parecer al principio.
Sin embargo, Leandro recapacitó (o se le cansó el caballo) y regresó a las andadas dos números más tarde. Con una supuesta energía renovada, Oberto regresaba a las editoriales y correos y prometía volver al humor característico de la revista.
“Pasamos por una etapa muy chota en la que nos tomamos a nosotros mismos demasiado en serio. (…) Veo algunos números viejos de alrededor de 2001 y no puedo creer lo amargo que había llegado a estar el correo y las notas. (…) En qué estaba pensando???” reflexionaba el editor en su siempre introspectivo Lazermail (en este caso, contestando la Lz-31-07).
La revista siguió, intentando reflotar el espíritu y apelando a la nostalgia. Empiezan a aparecer cada vez más seguido notas a series clásicas como Alf, Thundercats, He-Man, Mazinger, El Super agente 86, etc. No obstante, se nota que Oberto había vuelto tal vez más a las apuradas de lo que se había ido. Prueba de ello es cierta desorientación, ciertas ganas de cambio mezcladas con recuperación del pasado. Esto se evidencia en las notas a series clásicas, otra absolutamente descolgada (aunque interesante) sobre los subtes porteños y en la ausencia del Lazermail en los dos últimos números antes de la “reinvención” de la revista (de lo cual se hablará más adelante). Leandro utilizó el espacio de correo para hablar más pavadas de las acostumbradas, mostrar fotos de sus viajes y reflexionar cosas que llegaban solamente a clichés baladíes, como si de un Bucay se tratase. El espíritu ya no era el mismo, eso estaba claro.
Pero una tragedia impensada, haría que la revista cambiara drásticamente el rumbo. Un rumbo que siguió hasta su inexorable final.

CAÍDA

"Los sueños, en el fondo, son algo peligroso y pueden matarte, ya que el precio de alcanzarlos suele ser irónicamente la pérdida de la capacidad de disfrutar aquello que anhelabas"
Leandro Oberto. Editorial de Lazer #19. 7 de Noviembre de 2000.

Luego del flojo número 33, publicado el 15 de Octubre de 2004, la revista desapareció por casi un año. No se explicaba nada en el website de Ivrea, nadie levantaba la perdiz. El hermetismo parecía una regla en la Editorial.
Finalmente, el 1 de Septiembre de 2005 se anunciaba el motivo del retraso en el sitio de Ivrea: Pablo Ruiz, el vice-presidente y co fundador de Editorial Ivrea, amigo de la infancia de Leandro Oberto, había enfermado de cáncer y fallecido el 7 de Mayo, a los 29 años.
“Tras una larguísima pausa obligada por el fallecimiento de Pablo Ruiz (co-fundador y co-director de la revista junto a Leandro Oberto), Lazer encara el comienzo de una nueva etapa que haga justicia a su larga trayectoria y concrete con pasion y profesionalismo todas las ideas acumuladas durante estos 8 años de publicación.” anunciaba el comunicado oficial.



Acá estoy empezando una nueva era en Lazer, convencido de que si tengo el privilegio de estar vivo tengo la obligación de ser feliz” decía Oberto en al editorial de ese número del resurgimiento que fue el 34. Nuevo logo, nuevo diseño, nueva gente en el staff, nueva novia de Oberto (también convertida en vicepresidente de Ivrea) y nuevas secciones en un intento de devolverle a la revista su humor primigenio: un interesante Top Ten de inventos argentinos nunca concretados, una especie de Lazermail limitado a un tópico llamado Off-Topic a cargo de uno de los redactores (Tati Pérez), una historia estúpida que simulaba estar escrita por un infradotado grassa de nombre Rogelio y, lo peor, “El submundo de Edu”, donde el pretendidamente metalero Eduardo di Costa (cuya función nunca quedó del todo clara en Ivrea, siendo más un personaje pintoresco que un miembro útil) narraba una anécdota sin sentido acerca de cómo se levantó a una puta, al tiempo que se mostraba con cara de winner banana con una tilinga semidesnuda inflada en carnes gracias a la silicona. A esto se le sumaba un juego de cartas llamado “Master of the Lazer Universe”, con personajes históricos de la revista y miembros del staff y el ambiente comiquero local. Una reverenda huevada que nadie quiso molestarse en jugar.
Las ideas nuevas no prendieron y a los pocos números ya habían sido descartadas, volviendo a lo de siempre.





¿Qué pasaba con Lazer? ¿tanto había desmejorado la revista? ¿había otras opciones? En realidad, la base del problema residía en algo externo y fuera del control de Ivrea: el anime, tema principal de la revista, ya había pasado de moda. El furor por la animación japonesa se había extinto, las series nuevas no eran tan interesantes ni atrapantes como las antiguas y los adolescentes que compraban la Lazer al principio eran ya adultos con otros intereses y preocupaciones. Un canal que transmitía anime las 24 hs era el sueño dorado de todo lector de la revista hacia fines de los noventa. A mediados de los 00, esto se tranformó en realidad con Animax. La propuesta no prosperó, el anime no era ya algo masivo, se había retrotraído a un hobbie de culto para un grupo reducido. Animax lo comprendió al poco tiempo y empezó a pasar cosas fuera de este sector, como la serie Lost.
Lazer también padecía este flagelo, sumado a los vaivenes de la economía, que fueron elevando el precio de $3 a $5, luego a $6, luego a $7, luego a $8…
Otra realidad innegable era que Internet era ya mucho más masiva y encontrar series, mangas e información podía lograrse con un par de clicks. Para que ver una programación de un canal, con sus retrasos y publicidades, si podías tener toda la serie completa gratis para ver cuando se te antojara? ¿De que servían ahora las guías de capítulos y las listas de los actores de doblaje, si disponías de todos los episodios subtitulados? El anime era ahora muy fácil de obtener, pero al mismo tiempo, volvía a ser algo under, sólo para fanáticos. Lazer parecía haber perdido su sentido, su razón de ser, su lugar.
A partir del número 44 se irían poniendo en portada series viejas que ya no se emitían (Saint Seiya, Sailor Moon, Dragon Ball, Ranma 1/2) y se le daría un espacio en cada número (hasta llegar a hacer una Lazer Plus) al único anime nuevo que estaba pegando relativamente fuerte, Naruto. Las novedades apasionantes escaseaban, por o que se recurrió, uan vez más, a la nostalgia. Luego se empezó a currar con dedicarles la nota de tapa a un solo autor o estudio (Takehiko Inoue en el 47, Clamp en el 48, Gainax en el 49). Para peor, el Lazermail había terminado limitándose a dos o tres páginas por número sin salir en todos.


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En esta decadente etapa final, la revista era redactada casi en su totalidad por mujeres (aunque su sexo no tenga nada que ver con su desempeño, es una mera curiosidad) que escribían sin chispa y creaban secciones chatas y boludas como La Lupa y el Lupamail (tratando de reflexionar sobre las cosas cotidianas, sin lograra llegar a ningún lado) o notas sobre los videos más vistos de YouTube. El No Podés! terminó en un rejunte de fotos típicas de Fails u Owned que pueden verse en Taringa en 20 post distintos por día o en comentar boludeces sobre noticias bajadas de noticiaslocas.com. Secciones pretendidamente graciosas como los reportajes de Pepe Artigas resultaban insufribles.
Al llegar al número 50, nos enteramos de algunos oscuros secretos: por ejemplo, que Agustín Gomez Sanz escribió un par de cartas para el Lazermail, bajo el pseudónimo de Juan Pérez, como broma interna que nunca se había aclarado hasta el momento. Al número siguiente, Gomez Sanz dejaría de figurar como parte del staff, dando muestras de un quiebre que sería decisivo más adelante en el final de la revista.
Finalmente, para el número 55 Oberto traiciona los pocos principios que el quedaban y se vende como el mejor. Aprovechando la realización de la película live-action de Dragon Ball, realiza otra nota de tapa de la serie (a pesar de haber ya realizado toda una Lazer Plus sobre Goku y cia.) y se abstiene de criticar desfavorablemente a la película, cuando ya desde las fotos de producción se veía la catástrofe que se avecinaba. ¿Por qué tanta moderación? Fácil. Ivrea había conseguido los derechos de publicación de las novelizaciones de la película, así como del manga original, por lo que darle mala publicidad hubiese sido contraproducente. Luego de años de alardear de la calidad de sus productos, Ivrea publica mediocres novelas basadas en una mediocre película hollywoodense, tirando al tacho su credibilidad. Hacía tiempo que varias notas en la Lazer eran una vidriera de lo que publicaba Ivrea, casi casi rozando el chivo descarado. Pero con el silencio ante la adaptación de Dragon Ball y la publicación de parte de su merchandising, Ivrea rompió con lo que alguna vez había enarbolado como estandarte.

“Somos una editorial y estamos para ganar dinero” afirmaba Oberto sin tapujos en el Lz-43-06. Y, a pesar de que nunca había ocultado su capitalismo neoliberal (alababa a Cavallo y criticaba duramente a Fidel Castro y Chavez), si lo había disfrazado bastante, hablando del arte, del amor y la pasión por sus productos, de no robarle al público, etc.
Notas sobre las series de siempre, secciones pretendidamente graciosas o reflexivas que no funcionaban, un correo carente de la magia de antaño (las cartas pertenecían al nuevo público de la revista, adolescentes que adoptaban la estética otaku como otros adoptaban la flogger o la emo).
“Es lógico que después de leer algo unos cuantos años de leer algo ya no te sorprenda como antes. Esto mismo nos pasa con grupos de música, series de Tv, comidas y, por supuesto, parejas sentimentales o sexuales.” intentaba justificar Oberto desde el Lz-56-04, con algo de razón, aunque eludiendo olímpicamente la realidad de que la calidad de la revista iba en picada.

CAÍDA:

“Desde afuera, (el ascenso de Lazer) puede parecer bastante insólito e idílico. Pero la realidad es que por el camino ha habido una cantidad tal de problemas que lo hacen mucho menos insólito e idílico. Desde la muerte de mi socio y mejor amigo hasta la cantidad de quilombos que hemos tenido que enfrentar, pasando por las lamentables peleas con muchos de los que estaban en el principio.”
Leandro Oberto. Lazermail de Lazer #58. 24 de Febrero de 2009.

"Lazer deja de ser publicada por presión de Shueisha y Shogakukan.
Las mencionadas editoriales japonesas han transmitido a Ivrea que no ven con buenos ojos la participación de su staff en la revista Lazer, a la cual -bajo criterios japoneses- consideran ilegal por hacer uso de imágenes de sus personajes.
A fin de no afectar a Editorial Ivrea -fundadora de Lazer- y para que ésta pueda preservar su buena relación con estas empresas y no se ponga en riesgo la continuidad de las series de manga de estas dos editoriales japonesas que Ivrea publica en Argentina, Lazer Ediciones ha optado por cesar la publicación de Lazer.
Lazer, en sus 12 años de existencia, no había sido objetada nunca por estas editoriales japonesas pese a conocer su existencia.
Agradecemos a todos los que nos han seguido a lo largo de más de una década,
ha sido un honor tenerlos de lectores."

Con estas (escuetas y difusas) palabras, el website oficial de la revista anunciaba el fin de la revista Lazer. Algo que muchos se veían venir, dado que el fallido número 60 estaba casi listo desde hacía tiempo y, sin embargo, no era publicado. Luego de un mes de incertidumbre, de negar la realidad y esquivar el bulto, A Ivrea no le quedó más remedio que admitir el final de la publicación.
En su nuevo blog, Ivreality, Oberto se cuidó de dar más detalles.

“Respecto a Lazer hemos contado todo lo que hemos podido contar y lo que hemos sentido que queriamos contar en este momento. Imaginate que una persona que queres la ves acuchillada delante tuyo y por alguna razón de fuerza mayor tenés que verla desangrarse y morir sin hacer nada. Tendrías ganas de hacer grandes discursos en el funeral? Yo sin duda no. Todo llegara a su tiempo. Para algunos que no entiendan que yo con mi personalidad pueda aceptar ciertas cosas creo que deberian ver las cosas mas globalmente. Una cosa es la libertad de acción que tiene uno cuando esta solo y sus acciones y decisiones afectaran solo a uno. Pero cuando generarían una cadena de consecuencias a un montón de otra gente (socios, staff de las Ivreas etc) es otra cosa muy distinta. Si vale la pena estar en esquemas de vida y trabajo tan complejos que te terminan limitando la libertad? No lo se, es un debate filosófico para el futuro supongo. Respecto a las editoriales japonesas, uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con sus posturas, pero básicamente lo que hacen es defender sus interés propios de la forma que creen adecuada echando mano de todos los elementos que tienen a su alcance. Nos guste o no es una posición valida. Por ultimo: no, no habrá otra revista sobre anime con otro nombre y una editorial fantasma. Somos gente muy orgullosa y difícilmente seriamos capaces de ponernos en un juego así. Además creo que es una clara señal de que debemos explorar nuevos temas y nuevos proyectos. Como he dicho muchas veces, el manga puede gustarnos mucho, muchísimo, pero esta lejos lejísimos de ser nuestra única pasión y girar nuestra vida en torno a el. Hay muchas otras cosas que teníamos ganas de hacer y quizás esta es la señal de que llego la hora.”

Así escribió Oberto en los comentarios del Blog en respuesta a los cientos de mensajes que reclamaban más información acerca de la desaparición de la revista.
Poco se explicaba. Realmente resulta difícil de creer que las editoriales japonesas se enteraran recién ahora lo que era Lazer y poner reparos con su contenido. Sin embargo, versiones apócrifas comenzaron a circular en distintos foros de Internet. Algunas hablaban de una maquiavélica estratagema urdida por una nueva editorial, LARP, que publicaba mangas de las editoriales que reclamaron el cierre de Lazer (editorial e la que ahora trabaja Agustín Gomez Sanz, alejado de Ivrea, según las malas lenguas, por una guerra de egos entre Oberto y él).
“Please, no insistan con este tema. Como dije tenemos nuestras razones para no poner nombres en el blog. Pero sabemos perfectamente quienes fueron. Entende que poner en plan cartel de neon acá nombre y apellidos o empresas solo empezaría una muy estéril e improductiva guerra.” comentaba Leandro en el blog.
Otros dicen que la revista ya no vendía y Oberto, en su vanidad, no queriendo reconocer este hecho, la cerró inventando la historia de los japoneses. Esto cobra mayor sentido teniendo en cuenta que Lazer salía desde el número 55 por una editorial paralela llamada Unneutral ediciones, en vez de Ivrea.
Lo cierto es que en el último número, el 59, publicado el 3 de Abril de 2009 otra vez con tapa de Dragon Ball, sin Lazermail y a $12, no figuraba nadie de su staff original, salvo su creador. Gomez Sanz trabajando para la competencia, Eduardo di Costa yéndose dando un portazo luego de años por temas de guita de las fiestas Lazer Royale, Tati Pérez despedido por Oberto

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Un final inocuo y soso para una revista que supo ser original y vanguardista.
Nos quedan 59 ejemplares de un periodismo pocas veces visto en el área en el que se desempeñaba Lazer. 59 ejemplares de una publicación que marcó un antes y un después.
“A lo largo de estos años me han visto escribir mis pensamientos a medida que iba aprendiendo, evolucionando, y también dándome la cabeza contra paredes inamovibles. Me han visto mentir un poco y decir la verdad mucho, tal vez más de lo que recomienda la gente. Pero no me arrepiento.”
Leandro Oberto. Editorial de Lazer #26. 31 de Mayo de 2002.

Finalmente, para el número 55 Oberto traiciona los pocos principios que el quedaban y se vende como el mejor. Aprovechando la realización de la película live-action de Dragon Ball, realiza otra nota de tapa de la serie (a pesar de haber ya realizado toda una Lazer Plus sobre Goku y cia.) y se abstiene de criticar desfavorablemente a la película, cuando ya desde las fotos de producción se veía la catástrofe que se avecinaba. ¿Por qué tanta moderación? Fácil. Ivrea había conseguido los derechos de publicación de las novelizaciones de la película, así como del manga original, por lo que darle mala publicidad hubiese sido contraproducente. Luego de años de alardear de la calidad de sus productos, Ivrea publica mediocres novelas basadas en una mediocre película hollywoodense, tirando al tacho su credibilidad. Hacía tiempo que varias notas en la Lazer eran una vidriera de lo que publicaba Ivrea, casi casi rozando el chivo descarado. Pero con el silencio ante la adaptación de Dragon Ball y la publicación de parte de su merchandising, Ivrea rompió con lo que alguna vez había enarbolado como estandarte.

Das escribió:hasta en los mangas ya habian "eliminado" por completo la seccion "mails", creo que si no me equivoco (si es asi, corrijanme) el manga que tuvo mayor participacion de los lectores, fue I's.

Curioso que en una nota sobre la "historia" (aparentemente completa) de la revista que le da el nombre al foro, casi nadie haya comentado.